(El urogallo canta
y porque canta muere
¡pero el urogallo canta!)
IN MEMORIAM DE DON PEDRO DICENTA, MI MAESTRO, copio y pego la reseña que publicó Andrés Sorel en El País cuando falleció, de lo que no me enteré hasta muchos años después, para mi eterna lamentación:
El 22 de febrero, en
Madrid, ha muerto Pedro Dicenta. Pertenece al patrimonio de la memoria
selectiva: los hombres silenciados. Aquellos de los que no hablan los políticos
en sus campañas. Quienes durante décadas fueron, en cambio, protagonistas de la
lucha y la ética política, sufrieron todo tipo de represiones por alcanzar una
España diferente. Los hombres que posibilitaron estos idus de marzo, desde la
utopía y con una concepción diferente. Pedro Dicenta fue uno de los firmantes
del documento conocido como de los 102 intelectuales, contra las torturas a los
mineros asturianos. Año 1962. Fraga Iribarne intentó descalificarle. "Entre
los firmantes", decía en su escrito represivo, "hay hasta un maestro
de escuela". Eso era el nieto del autor de Juan José. Un maestro de
escuela. Un luchador. Un amigo.En el cementerio, este 23 de febrero que por
unas horas nos hizo recordar, afortunadamente ya es sólo aniversario, lo peor
de la historia de España, un puñado de compañeros entonaron los sones de la Internacional.
Las palabras es posible que esté gastadas, apenas se recuerden. Pero las ideas,
sencillas, soñadas, nunca encarnadas, por las que vivió Pedro-Dicenta, arrancan
más que lágrimas, desesperanza o fatiga a nuestros pensamientos: encarnan ese
concepto de "fraternidad" tan poco usual en nuestro amargo presente
político.
"Feliz
noche eterna", Pedro Dicenta: supiste siempre que un sincero coro de
amigos velaría y acogería, te acompañaría en tu sueño.-
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